“Mientras algunos dirigentes como Ramón Tamames
o Josep Solé Barberá emergían de la clandestinidad, ayudados por sus currículos
profesionales, otros llevaban las riendas de lo prohibido. Miguel Núñez era uno
de ellos, dedicándose muy especialmente a formar a los jóvenes cuadros de la
universidad, a los que tomarían el relevo de quienes habían participado en la
Guerra Civil y sustituirían los fusiles por los micrófonos de los atriles
parlamentarios. Muy estimado por su manera de hacer política fue Jordi Dagá, el
entonces líder carismático de los estudiantes de Barcelona, capaz de dar un
mitin con una columna de la policía armada, a pie y a caballo, esperándole.
Dagá fue de los últimos detenidos sometidos a tortura."
"Mario Onaindía
Nachiondo fue doblemente héroe de aquella película de terror, porque el relato
estremecedor de sus torturas logró salir al exterior en cuanto entró en la
cárcel, y fue leído viva voce en asambleas de fábricas, barrios y universidades;
en la de Barcelona, el lector fue el profesor Manuel Sacristán, y la lectura
terminó con una brutal carga policial. Hubo un herido grave, que habría salido
muy mal parado si no hubiera sucedido en el campus de la Facultad de Medicina
del Hospital de San Pablo. Era el 3 de noviembre de 1970, fecha en principio
prevista para la vista oral del juicio, pero retrasada porque los letrados
trataban de ganar tiempo para poder estudiar un sumario entregado con premura,
sobre todo a partir de recursos procesales y gracias a que había entre los
imputados dos sacerdotes, que presentaban mayores problemas en función del
Concordato vigente del Estado con la Santa Sede y que inquietaba
particularmente a Pablo VI, que movió al nuncio en la maniobra dilatoria."
"Un mes después, el juicio se celebró, las
movilizaciones volvieron y la tortura se cebó en Jordi Dagá, el líder de los
estudiantes de Barcelona, el discípulo amado de Miguel Núñez. Le dieron golpes
por todas partes, le hicieron la «cigüeña» y lo levantaban cuando se caía
tirándole de los pelos y llevándose mechones como los sioux con la caballería
yanqui. Le hicieron la «ruleta rusa», lo bajaban a rastras a los calabozos. Con
la autoridad moral del que ha recibido, y no es nada propenso a la exageración,
vio cómo por aquellos mismos días pasaban por Jefatura los intelectuales y
artistas detenidos por el encierro solidario de Montserrat, les tomaban la
filiación y poco más, y sostiene con ahínco que hubo quien denunció torturas
sin haberlas padecido. Cando habla del tema, se indigna.. "
"Le telefonea Jordi Dagá, a quien Miguel quiere
muchísimo, el último estudiante que recibió leña de la policía y que escuchó la
pregunta de ritual, al son de los primeros puñetazos; «¿Qué te crees, que eres
Miguel Núñez?». Cuando la vida concatena casualidades todo es posible, de
Montalbán a Dagá, con el nexo de su paralelismo policíaco con Núñez, sólo han
transcurrido unos minutos."
Nota:
El textos són del llibre "La Carta" de l'Antoni Batista, i les imatges són del còmic "Miguel Núñez , mil vidas más" de l'Alfonso López, Pepe Gálvez i Joan Mundet.
El textos són del llibre "La Carta" de l'Antoni Batista, i les imatges són del còmic "Miguel Núñez , mil vidas más" de l'Alfonso López, Pepe Gálvez i Joan Mundet.
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